Cansado de
un sopor interminable
Sofocado por
la pena y el dolor
Destrozado
por los juegos del amor
Mi pobre
corazón quedó inservible
Y al mirarlo
suspendido de esos hilos
Que alguna
vez se llamaron esperanza
Venas por
las cuales fluía en chorros
La sangre de
una eterna fortaleza
Preferí
recoger lo que quedaba
Y guardarlo
bajo llave en un baúl
Confinado a
una prisión en la penumbra
Se congeló
para siempre en su ataúd
Y en su
lugar, en el vacío que quedaba
Instalé un
corazón mecanizado
Que la
oquedad a la perfección llenaba
Y cumplía
sus funciones cual soldado
Ahora mi
nuevo corazón trabaja
En la eterna
oscuridad se escucha
No brilla
como el anterior brillaba
Y tampoco da
calor, pero palpita
Sus latidos
no son cálidos y mis venas no son venas
Son
conductos metálicos que transportan mis penas
En un
reactor interno Suministrándole poder
Se agolpan,
cual tropel, El sopor y el sufrimiento
Se
destruyen, se queman, se consumen
Y liberan a
la ira que su engranaje mueve
Al odio,
como energía inagotable
Que lo hacen
imparable
Y blindado
con acero de amargura
Fundido en
una fragua de rencor
Se recubre,
con elegancia y finura
El mecanismo
de mi corazón
Indestructible,
inamovible e incansable
Transportando
por mí venas sus fluidos
Ya no penas
ni recuerdos lamentables
Pues fueron
transformados y en odio convertidos
Pesa,
lastiman sus picos y aturde su metal frío
Rechinan sus
engranes y hacen eco en el abismo
Emana un
humo negro que nubla mi pensamiento
Cegándome
ante el amor que me causó tanto tormento
Pero vale la
pena este dolor
Comparado al
de su antecesor
Mi nuevo
corazón indestructible
Me hace
frío, pero también imparable
Corazón
mecánico, que trabaja sin cesar
Sin
agotarse, sin sufrir y sin sangrar
Me hace
vivir en un frío eterno
Si… Vivo… pero
muerto
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