martes, 11 de noviembre de 2008

Líder de las Ratas

Camino en una vereda oscura
Sin luces a mi alrededor
Asustado como una criatura
Siento un miedo sobrecogedor

Gritando como un loco
Lleno de desesperación
Mis intentos son muy poco
Pues no encuentro salvación

Es este el camino de mi vida
Triste, vacía e insensata
Sin mucha luz que sea mi guía
Corro solo y me escabullo como rata

¿En dónde estoy?

En las calles y banquetas
De esta triste y oscura ciudad
Pasan todos sin pisarme
Pero también sin mirarme

No hay muestras de piedad
Y por eso pronto actuaré
Entre ellos, invisible, caminaré
Propagando enfermedad

Detesto su soberbia y su falta de lealtad
¡Qué perezcan todos juntos!
¡Que muera la especie vulgar!
Que se esfumen de nuestros dominios

¡Así será!

Odio sus risas, odio su andar
Su especie no es superior
Son sensibles y propensos a enfermar
Su especie es inferior

Caminan sobre nosotros
Destrozando nuestro hogar
Sin saber que más abajo
La guerra está por comenzar

Corre la sangre caliente
En mis venas sin coagular
Liquida cual veneno
De amargura letal

¡Exterminar!

Sus vidas sin sentido
Pretenden ser importantes
Su hipocresía ha crecido
Es tiempo de erradicarles

¿Quiénes son para juzgarme?
Ya no hay tranquilidad
Es hora de vengarme
De la podrida humanidad

Repartiré mi rencor
Junto con los de mí especie
Difundiré todo el hedor
De la llamada “Súper especie”

¡Que así sea!

Vengan a mí, hermanos míos
Vengan al gran genocidio
Que después de este exterminio
El mundo será de nosotros

Hoy alzo la voz, con orgullo elevada
Que mi odio resuene como eco
Pues entre más grande sea nuestra camada
Más humanos enfermos mataremos

Gritad conmigo, hermanos míos
Difundid ya nuestra causa
Esparcir nuestro rencor
Nos hará más que una plaga

¡Qué así sea!

¡Yo soy el líder de las ratas!
¿Te unirás a mi hermandad?
Reparte conmigo esta horrible enfermedad
Esparciendo por el mundo la maldad

Misantropía total…

domingo, 2 de noviembre de 2008

Necrofilia

Oh! Oscura dama de la triste noche
Vienes por nosotros en vuestro lúgubre coche
Tirado por corceles negros como el carbón
Gigantes e imponentes cual siniestro león

¡Mujer de brazos finos, y de los vivos amante!
¿Por qué amar a los otros y a mi solo dejarme?
¿Por qué no disfrutar mis vinos y de mis postres hartarte?
¡Sois la única mujer que he amado y no puedo tocarte!

Dejas tu esencia en la más joven doncella
O tu perfume en el mas varonil efebo
Y sobre ellos, cual murciélago mella
Destapo sus tumbas y fornico sin sosiego

Necrofilia…

Amor a los muertos
Pero solo porque ellos te han tocado
Y siento sobre sus restos
La frialdad de la que me he enamorado

Siento la suave mano de la joven fría
Y su sexo y sus pechos, tersos como debería
Siento tan bien el estar con ella bajo la luz de la luna
En ese oscuro panteón, fornicando sobre su tumba

O acostado junto al joven, a quien he descuartizado
Loco y enamorado, bañándome y bebiendo de su sangre
Ver su cara, serena, tranquila y varonil mientras devoro sus partes
Es algo que me excita y a asesinar me incita

Todo por ti amada mía, y la búsqueda de tu aroma
Amo la frialdad de tu forma
Amo el último sutil suspiro
Amo estar con alguien que recién ha fallecido

Sentir como escapa su calor
Y como vuela el brillo de sus ojos
Copular con ella o él, no importa si es doncella o es varón
Están muertos y devoro yo sus cuerpos a mi antojo

Son míos…

¡Yo poseo bajo todos los sentidos
La belleza de sus despojos yertos!
Sea un joven o muchacha, no me importa
¡Lo que importa es que están muertos!

Estoy enamorado de los cuerpos
Con la esencia del existir desprendida
Estoy enamorado yo de ellos
De quienes se han despedido de la vida

Estoy loco por ti, amada mía
Estoy enamorado de la muerte
Muerto no podré sentirte
Y por eso es que por ti yo mataría

Te amo…





Gilles de Rais dijo: "Yo soy una de esas personas para quienes todo lo relacionado con la muerte y el sufrimiento tiene una atracción dulce y misteriosa...". Seguramente lo hubiera dicho yo también, pues a mi me atrae lo mismo.
Describir la belleza que se oculta tras un cuerpo rígido e inerte no es fácil. Un cuerpo que no siente pero al mismo tiempo sintió lo que nunca podremos sentir: el beso de la muerte.
Los ojos muertos siempre miran, pero hacia ningún lado.
Mantienen la mirada fija en aquél horizonte desconocido donde ocurre el ocaso de la vida y el amanecer de la muerte al mismo tiempo. Todos los órganos pierden su calor, como el último suspiro de aliento, como el último pétalo de la flor marchita. Todos pudriéndose bajo la húmeda tierra y el dulce cobijo de la oscuridad, con perfecta y absoluta igualdad biológica.
Hay luciérnagas dando vueltas en el cementerio, tintineando como hipnóticos fuegos fatuos sobre las tumbas. Detrás de los árboles se ocultan las almas perdidas, de aquéllos que no tienen nadie quién les llore, aquéllos que murieron solos o malditos y buscan desesperadamente el calor de un nuevo amigo. En la niebla se mueven las sombras de los demonios que juegan traviesos y juguetones sobre las lápidas de quienes no merecen descansar en paz.
Duerme... trata de dormir. El sueño es lo más parecido.
No... no se ve igual. Un cadáver es violáceo, de uñas, labios y coyunturas azules. De ojos amoratados. El color de la realeza y al mismo tiempo el de la muerte: el azul, el morado.
Sólo un cadáver puede tener al mismo tiempo la belleza de lo que es la perfección de la vida y la omnipresencia de la muerte.
Vida y muerte, muerte y vida.
¿Qué vida no vive de la muerte de alguien mas?

Y el cerebro... Dicen que el cerebro sigue funcionando de 6 a 12 minutos después de fallecida la persona.
¿Qué será lo último que verás?
¿Qué será lo ultimo que escucharás?
¿Qué será lo ultimo que sentirás?
Las tibias lagrimas de tus seres amados se derraman sobre tus mejillas, mientras los escuchas lejanos y difusos, envueltos en un sufrimiento insoportable. Todo tras un velo de oscuridad, mientras tus ojos, involuntariamente, miran hacia el horizonte donde ocurre el milagro de la muerte.