lunes, 15 de octubre de 2012

A mi abuelita


A mi abuelita:

Estuve ahí, de pie, observando 
la danza errante de las llamas santas
de los sirios que a los costados de tu féretro 
alumbraban tu última presencia física

Guardé silencio, enmudecí
pues tu cuerpo parecía estar durmiendo.
A través del cristal miré tu rostro
una última vez, una fatídica vez

Recordé tu fortaleza y tu templanza
tu prudencia, tu fuerza, tu carácter
y traté de evitar que la tristeza me invadiera
un nudo en mi garganta se formó

Unas cuantas lágrimas en mis ojos se formaron
pero no las dejé rodar sobre mi rostro
quería ser fuerte y apoyar a mis hermanos
y entonces recordé los viejos tiempos

Cuando cuidabas de mi, cuando reímos
cuando me hablabas y enseñabas
recuerdo el amor que me infundiste a la lectura
a las bellas artes, a la cultura

Recuerdo bien tu forma de atesorar objetos
de guardar recuerdos, de coleccionar historias
Fuiste una buena mentora, una querida amiga
Lamento aquélla vez que me alejé

Pedí perdón... pero ya era demasiado tarde
sin embargo, te aclaré, que nunca había dejado de quererte
y entonces te di gracias por cuidarme
Por protegerme y por haberme educado

Seguía sintiendo el nudo en mi garganta
los ojos húmedos y el rostro cálido
pesado, con una mueca de interminable seriedad
no pude llorar por más tristeza que sintiera

De alguna forma yo ya estaba preparado
desde aquélla vez que te vi acostada
quieta, inmóvil, dormida, sumergida en un letargo
te miré por largo rato, hasta que abriste los ojos

Te saludé, te di ese último beso que aún recuerdo
y me despedí por que ya era hora de comer
¿Quién iba a decir que esa sería la ultima vez?
Y sin embargo así fue, así pasó 

Las cosas se hicieron conforme a tus designios
lamento tanto que hayas tenido que sentir ese dolor
pero la muerte es así, caprichosa e impredecible
al menos ahora ya no sientes nada más.

Fuiste una mujer temida, incluso odiada
pero sólo aquéllos que te amámos 
sabemos que fuiste una mujer bondadosa
cariñosa, protectora y cálida

Yo se que hasta un alma negra y ominosa
puede cobijar un corazón bondadoso, pues lo vivo
Se que detrás de tu pasado oscuro
yacía una buena madre y una gentil abuela

Cuando me despedía de ti, antes del fuego
agradecí de nuevo tus cuidados
recordé aún más nítidas
las memorias que dentro de mí aguardaban

Tu último deseo estaba hecho
y las llamas del fuego consumieron tu marchita carne
Esperamos unas horas antes de recibir tu urna
serios, incrédulos, dolientes

Por fin recibimos tus cenizas, aún cálidas
tus tres hijos te sostuvieron un momento
Algún chascarrillo fue contado
como tú seguramente habrías hecho 

Y reímos...
y entendí que después de todo eso 
la vida podía seguir, la vida tenía que seguir
Como tu, seguramente, habrías querido 

No pude llorar como los otros
pero cada quién tiene su forma de llevar el duelo
éstas letras que escribo son una forma de desfogue 
a pesar de sentirme un poco raro y culpable

Ahora tu última morada espera
en el nicho donde yacen las cenizas
de tu madre y de mi hermana
ahora tu estarás ahí también 

Tal y como habías pedido
tal y como habías predicho
tal y como tenía que haber pasado
así sin más... 

No se en qué momento perdí
la delgada linea entre ser fuerte
y ser un insensible
sea como sea, me duele tu perdida 

Y solo yo se qué es lo que siento
y solo yo se que en verdad te quise
y también se que eh de extrañarte
y que cuando llegue su momento lloraré amargamente...

Gracias por todo abuelita.