lunes, 22 de junio de 2009

Arrullo para el niño malcriado

Te voy a contar una historia
De un niño pequeño y travieso
Que una vez se fue a la cama
Enojado con sus padres, lo confieso

Esa noche había llorado, gritado y pataleado
Un berrinche les armó por haberlo castigado
Sin tele y sin juguetes y tampoco ir a la plaza
Por haber roto un jarrón, o alguna cosa de la casa

Y el pequeño, enojado, gritaba y lloraba
Y sus padres conmovidos el castigo no levantaban
El pequeño tenía que aprender
Y sus padres, por un llanto, no se dejarían vencer

Esa noche, al llegar la hora de dormir
El niño pequeño los quiso maldecir
“¡Que se los coma un monstruo!” había gritado
Y corriendo a su alcoba se metió… se había encerrado

Y la noche llegó y el sueño lo había domado
Y sus padres preocupados, se fueron a dormir
No sin antes, con cariño, al pequeño bendecir
Sin importan su berrinche ni lo mal educado

Y así pasó la noche hasta llegar la madrugada
Cuando una nube grande y gris cubrió la luna
La casa, por tinieblas, había quedado inundada
Y el reloj marcaba ya casi la una

En la casa no había ruido alguno
Pues dominaba un silencio como ninguno
La oscuridad todo lo cubría
Y en la cocina ni un ratón, a salir, se atrevía

En el jardín ni los grillos sonaban
Pues a esa hora también ellos soñaban
Y fue cuando en todo el silencio, sin advertir
Sonó de repente un horrible crujir

El niño aún dormía, aunque en sueños si escuchó
El rumor de algunos ruidos que de afuera provenían
Despertó soñoliento y confundido, y de nuevo los oía
Los crujidos incesantes que del armario provenían

El pequeño, aterrado, no quería saber que había
O que clase de cosa en el armario se ocultaba
Sin embargo su mirada de ese lugar no se apartaba
Pues tenía que ver lo que detrás se escondía

De pronto escucho un ruido
Como el de una perilla girar
Y al escuchar este sonido
El pequeño quiso gritar

De pronto un relámpago iluminó con luz de día
El cuarto de aquél pequeño asustado
Quién miró totalmente espantado
Que la puerta se movía

Se oculto en las cobijas sin poder gritar
Y sin remedio el pequeño comenzó a llorar
Y al asomar la cabeza de nuevo
Un trueno hizo temblar el cielo

Asustado, el pequeño en las cobijas se escondía
Cuando escuchó que la puerta se abrió
Y al asomarse de nuevo miró
Cuatro peludos dedos que la puerta, desde dentro, sostenían

Y gritó

Y del armario hacia el pasillo corrió algo
Algo grande, peludo y apestoso
Que la puerta de su cuarto había tirado
Y el pequeño sólo vio algo como un oso

“¡Mamá, Papá!” Gritaba desesperado
Cuando vio que en el armario estaba todo destrozado
Sintió un olor grotesco, como a pelo de animal mojado
Una especie de vaho que en su armario se ah quedado

“¡Hijo qué tienes!” Su padre había preguntado
Pero antes de seguir, un grito lo había ahogado
Después un alarido, un rugido y un sonido obsceno
Y el pasillo de nuevo, por el silencio inundado

El pequeño, angustiado, no podía gritar ya más
Pero aún lloraba y en secreto repetía “papi, ¿dónde estás?”
Refulgió un relámpago en el cielo y por un instante miró
El aspecto de aquél monstruo que de su armario salió

El niño, aterrorizado, un grito agudo soltó
Y su madre, desde el cuarto, temerosa gritó
“¿Todo esta bien amor?”, pero nadie respondió
Solo un terrible rugido en la casa se escuchó

El niño, paralizado, miró aquella sombra enorme
Avanzar torpemente hacia el cuarto de sus padres
Y en el piso miró un bulto, al lado de cosas rotas
“Que no sea mi papito” se repetía en frases cortas

Otro relámpago vino, y ahí lo miró con certeza
El cuerpo de su padre… decapitado
El monstruo le había arrancado la cabeza
Y ésta a los pies del niño había rodado

Pálido, petrificado, el pequeño había quedado
Y de pronto de su estado un grito lo había despertado
Su madre gritaba desde el cuarto
Y él corrió sobre el suelo ensangrentado

Y al llegar ahí miró un monstruo enorme
Negro, peludo y de ojos amarillos
Su madre, prensada en sus terribles colmillos
Y uno de sus brazos en sus garras, deforme

El pequeño gritó como nunca había gritado
Y la bestia lo miró sobresaltada
Escupió el cuerpo de la madre, totalmente mutilado
Y atacó al niño con su zarpa ensangrentada

Como una bofetada, lo golpeó
Y en su vientre el golpe había acertado
Por los aires el pequeño voló
Y callo de espaldas acostado

Al alzar la cabeza miró aterrado
Que las tripas, de la panza, se le habían salido
Soltó un grito de pánico y de terror aterido
No hizo más que quedarse acostado

El monstruo se acercó a él con una sonrisa malévola
Y sin poder moverse, al hocico se lo llevó
Y antes de desmayarse el pequeño escuchó
El crujir de sus huesos en las fauces de la bestia

Esta es la historia de un niño malcriado
Que con sus padres peleó una vez
Revisa tu armario la próxima vez
Y trata de ser más educado

Buenas noches pequeñín…




*****

Éste es un poema que ya tenía escrito, apenas lo subí a mi blog. Espero les guste.