sábado, 10 de diciembre de 2011

Mi Diosa


Hoy te volví a mirar,
Estabas hermosa como siempre
Volví a quererte, a enamorarme
Y sin pensarlo me deje llevar

Deseé con el corazón Besarte,
Abrazarte, poseerte, hacerte mía
Tenerte entre mis brazos, vida mía
Y no dejar que el tiempo nos aparte

Atónito, pasmado me quedé
Observando desde lejos tu belleza
Tu candor, tu calidez añoré
Y recordé aquéllas noches de extrañeza

Donde, embrujado por tu brillo hipnótico
Te besaba con pasión y con ternura
Y en el éxtasis de ese beso frenético
Muchas beses encontré la cruel locura

Intentaba hallar en ti, mi hermosa amada
El dulce néctar de la flor prohibida
Comer de tu cuerpo la ambrosía
Que mi alma con desesperación buscaba

Y noche tras noche te deseaba
Cada vez más, más ciego, más hambriento
No sé si decir que enamorado estaba
Pero estoy seguro de que estaba, sin ti, muerto

Recuerdo tu cabello, dulce amada…
Tu tersa piel, tu dulce pecho, tu perfume
Tu ausencia me mantenía insomne
Buscando, esperando, deseando tu llegada

Desde entonces te busco hasta volver a mirarte
Con desesperado esfuerzo intento verte
Siempre que puedo, recordarte
Siempre que quiero, poseerte

Qué me has hecho, Diosa mía…
¿Qué me has hecho?
Aún te pienso en mi frío y solitario lecho
¡Pues te extraño todavía!

Extraño tus besos, tu calor, tu brillo
Tu pecho, tu piel, tus abrazos, tu cabello
Tu sonrisa, tu voz, tu cálido suspiro
Tu frío corazón, que ha enfriado al mío

¡Oh! Luna, ven a mí, te lo suplico, vida mía
Baja del cielo una vez más, a enamorarme
Ven a mí una vez más a embrujarme
Y termina de congelar mi corazón demente

Abrázame hasta fundirme en tu blancura
Bésame hasta secar mi corazón moribundo
Que aún enfermo y malherido
Sabe cómo amar sin ser correspondido

Hasta entonces latera mientras te vea
Y descansará mientras te sueña
Y yo, Caminaré en la noche hasta que seas mi dueña
Vagabundo, errante, insomne entre tinieblas