Otro año ha chupado faros ya. Y con él, chupan faros las decepciones las afrentas, las disputas, las tristezas y toda la sarta de pendejadas que me aquejó. El 2012 fue un culero, si. Pero yo dejé que lo fuera. Ya basta de permitir tanta porquería en mi vida. Sé que el 2013 no tiene la culpa, pero valiéndome verga, le apretaré bien el pescuezo, pues no quiero que se me salga de control como el año pasado. El año pasado reí, lloré, e hice todas las cosas que hago todos los años. Pero algo bueno ha sucedido, y pretendo conservar todo lo bueno que el 2012 me ha dejado.
Gracias a todos los que han formado parte de mi 2012. Y gracias, también, a los que se han quedado.
Feliz año nuevo.
Hace 11 años.
