domingo, 11 de mayo de 2014

24 años.


Creo en el poder de las letras y en el poder de los números, pues como ingeniero y escritor de closet, los uso a menudo, todos los días. Veo el resultado de su magia y su fuerza.

24 años… 2+4=6

En numerología, el número seis representa la fuerza divina. La héxada, expresada en la armonía y belleza de la Naturaleza, representa la creación del mundo, la perfección de las partes. Particularmente sagrado en los círculos órficos, simbolizaba entre ellos el matrimonio y se representó mediante dos triángulos, que hacían alusión a lo femenino y a lo masculino. Desde entonces se le considera el símbolo del Amor. Uno de sus signos místicos es la estrella de seis puntas o "Sello de Salomón", también llamada "Estrella de David". El seis es un número equilibrado que puede dividirse en partes iguales y a la vez en tres partes (1+2+3=6), indicativo de equilibrio y salud.

Contiene dos veces al tres: la verdad y su reflejo.

La sexta carta del Tarot es "Los Amantes", que simboliza amor y abundancia.
Los amantes representan el amor incondicional. Para las personas con seis en sus vidas, lograr la armonía es fundamental; consiste en unificar la conciencia (Adán) con la subconciencia (Eva) y la Superconciencia (el Arcángel), teniendo a veces dificultades para saber cómo enfrentar opuestos.
Se les hará imprescindible cultivar el discernimiento y resolver dudas a través de un actitud íntegra. En el sentido más elevado, la visión de la orientación correcta llegará conforme se vayan desarrollando los sentidos psíquicos.
El sexto cuerpo espiritual representa a la cuerda del arco, y su frase clave es "Una persona en oración" (amor, romanticismo, belleza, sociabilidad, sensualidad, abundancia económica). Se relaciona con la justicia. Cuando este cuerpo está armonizado, la persona es amorosa, de naturaleza muy cálida, responsable, compasiva, ecuánime, dulce, justa y talentosa, mientras que los aspectos negativos son ser elitista, despilfarradora y negligente de su persona.

Creo en el poder de los números, lo repito. Me siento feliz, entusiasmado, presiento que éste será un buen cumpleaños, y si no es así, yo mismo me encargaré de que lo sea; pues aunque el festejo no será nada exuberante, siento mucha alegría éste día. Creo que nunca me había sentido tan así en un cumpleaños, pero qué maravilloso es. ¡Y qué hermoso! Qué magnifico es celebrar otro año más de vida, otro comienzo, nuevas personas, nuevas risas, llantos, experiencias… Todo.
Estoy agradecido con el universo por la vida que me ha dado, y no podría ser más feliz; pues a pesar de mis demonios y momentos oscuros, sé apreciar la chispa de la vida y la belleza donde quiera que me encuentre, mi sentido del humor me ayuda. ¡Qué magnifico regalo se me ha dado! Otro año más de vida, otro año más, en este hermoso mundo. ¡Y voy a difrutarlo!

Gracias.

jueves, 8 de mayo de 2014

Una foto

Es increíble el poder que tiene una foto.
Según un mito, las fotos tienen el poder de capturar un poco de nuestra alma. Imagino que una pintura también puede hacerlo, incluso un escrito donde estemos mencionados.
Mañana, o mejor dicho, en un rato, es la toma de foto generacional. Me siento triste. No estoy motivado ni emocionado. Me siento culpable, porque saldré en una foto que no es mi foto. Mi rostro estará entre muchos rostros ajenos a mí. Seré algo así como un residuo de una generación que ya trabaja, que ya está libre de ataduras. Yo me siento como la representación del fracaso en esa foto. ¿Pero que nadie piensa en mi historia? En el cómo un enamoramiento enfermizo y horrible me llevó a dejar de entrar a muchas clases, de cómo una depresión asquerosa me hacía irme a otros lados, o simplemente a ver pasar los días en la cafetería... No hay pretextos; fue mi elección. Así las cosas debían ser, porque así fueron, no podían ser de otra manera. Aprendí, sí, a mí ritmo... pero hubo un precio: la sensación de estar rezagado. ¡Yo era alguien aplicado!
Era...
Y ahora que al fin, después de tantas porquerías y obstáculos, consigo el momento soñado de la toga y el birrete... me es insípido.
¿Por qué?, No lo sé. Sólo sé que al rato estaré parado, sonriendo entre extraños, pensando en lo lindo que habría sido sonreír con mí generación, en mí foto.

De las fotos que han impactado más en mi memoria es en donde estoy con ella, en el concierto de iron maiden, donde en mis ojos se ve un brillo hermoso porque estoy con ella; el viento sopla nuestras caras, mi cabello, en ese entonces largo, parece un corte moicano medio extraño; o aquélla donde estamos todos, los seis, en nuestra primera cena de navidad, después de una navidad de llantos y en la que terminé como en todas, cenando solo frente a bellatrix; o esa donde salgo con él en los dinamos; o aquélla en la que se aprecian sus risas en el bosque mientras cotorreamos; o sea que nunca figuró en mis archivos, y que nunca volveré a ver, donde salíamos juntos en un bar del centro con una luz roja.

Por algo pasan las cosas.

Es increíble el poder que tiene una foto, porque más vale una foto de tinta corriente, que la memoria más prodigiosa. Y a mí me gusta recordar mis buenos tiempos. Espero que el recuerdo me dure mucho tiempo, y espero que para ese entonces, no lo evoque con amargura.
Hasta entonces, colgará en mi pared, mostrando aquél momento que he soñado desde niño; usando una toga y un birrete, sabiendo que lo logré.
¡Es mi logro! Y habré de disfrutarlo. Espero que esta pinche depresión se muera en el transcurso de la noche.

¡Huelum! ¡Huelum! ¡Gloria!